Ayer me dio por pensar en los pequeños placeres de la vida, en esos momentos en
que conseguimos entrar en un estado de bienestar corporal o mental por llevar a
cabo acciones simples o cotidianas. Así pues, he decidido pasar a papel el resultado
de analizar algunos momentos de mi vida en los que disfruto de algo sencillo,
incluso tonto y una leve sonrisa se desdibuja en mi boca, ya que creo
que será una buena forma de volver a revivirlos y disfrutar.
SALTAR SOBRE MI CAMA
Cuando salto sobre mi cama siento una satisfacción
casi indescriptible. No es un salto
cualquiera, es “el salto”. Tomo aire, cojo impulso y me dejo caer sobre la cama
mullida y con cojines que me recibe de golpe y donde después de dar pequeños
rebotes quedo espatarrado. En definitiva, es un momento de relax único.
MIS CALCETINES CALENTITOS
Tengo un cajón lleno de calcetines que utilizo habitualmente para vestir,
pero entre todos ellos hay un par que está entre mis favoritos y son mis
“calcetines calentitos”. Los llamo así porque la sensación que siento cuando me
los pongo es tan agradable y cálida que les hace merecedores de ese título. Son los que me gusta usar por la noche
cuando me voy a dormir, son suaves y esponjosos, aunque no sé exactamente de
qué material están hechos. Por eso dará igual que me destape mientras duermo, porque mantendrán mis
pies calientes y a salvo de amanecer congelados sobre todo en invierno.
LA MANTA
Otra de las cosas que me da un enorme placer es abrazar una manta que
tenemos en casa. Una de esas para usar en el sillón mientras ves la tele, gordita como la lana de oveja por un lado
y aterciopelada por el otro. Sentir su roce en mi cara y desaparecer debajo de
ella en estos días fríos me da un gustazo tremendo, hasta me la llevo puesta
encima, en forma de capa, a todas partes de la casa mientras mi madre rompe el
momento mágico diciéndome que la voy a terminar ensuciando por arrastrarla o que
me puedo caer por pisarla
OLOR A GASOLINA
Ya sé que puede parecer algo absurdo que me produzca placer el olor a
gasolina, pero yo soy así, un poco rarito. El momento en que voy con mi madre a
la gasolinera y va a repostar gasolina sin plomo noventa y ocho (con mi padre
no sirve porque su coche es de gasoil), soy el primero que saca la cabeza por
la ventanilla, cierra los ojos y espera que ese olor tan peculiar llegue hasta
mi cerebro a través de mis fosas nasales.
No obstante, no soy el único que disfruta de este momento pues a mi madre también la
veo que pone cara de estar pensando: ¡mmmm qué
rico huele!
Creo que podría seguir describiendo muchos más pequeños placeres de mi vida
cotidiana, pero… tampoco hay que desvelarlos todos hoy.
Samuel Ortega González 2ºD
MARAVILLOSOS VIERNES
Hoy es viernes y aunque parezca una tontería, los viernes tienen algo especial porque
son únicos y diferentes , tienen un
color vivo y es por eso que cuando llegan, soy feliz. Ese quinto día de la semana, desconecto del ajetreo semanal y me
libero de las
presiones ya que no dependo del tiempo para
hacer lo que más me gusta qué es jugar
al fútbol.
Cuando llega el jueves, noto el olor
del viernes y es algo que no puedo describir. No obstante, no quiero , ni debo quitarle protagonismo a los lunes, martes,
miércoles ...ya que en definitiva son el camino que tengo que
recorrer para llegar a mi destino; "los viernes".
Apenas quedan unas horas para que llegue, así pues,
estoy rozando mi gran día...
¡Qué maravilla !
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